“Sean fríos o calientes, porque a los tibios los arrojaré de mi boca”

Seamos calientes o fríos

Julio César Arreaza B

Con encomiable valentía, autoridad moral y coherencia entre pensamiento y acción, Mons. Ovidio Pérez Morales, un venezolano cabal, al analizar la hora aciaga por la que estamos atravesando, nos sacude el espíritu y llama a sus conciudadanos a estar siempre vigilantes y atentos en la defensa irrenunciable de la Democracia y de los principios fundamentales de la dignidad humana.

El prelado pone de bulto ante nuestros ojos el denominado síndrome Estocolmo- a nuestro juicio estimulado por el régimen- que hoy padece amplias capas de la sociedad venezolana, cuando se amoldan, acomodan y habitúan a la degradación de la propia persona, como efecto de la violencia ejercida de modo persistente y gradual. La víctima llega hasta sentirse cómoda con el victimario y hasta agradecida en momentos en que percibe una disminución de los maltratos. La pasividad va encalleciendo el ánimo y una humillante aceptación se introyecta en el espíritu, cosa que, precisamente, busca el opresor.

Con este criterio orientador Mons. Pérez Morales pone como ejemplos del citado síndrome las inaceptables marginaciones sociales que terminan juzgándose inevitables, el apartheid político que adormece la libertad, al igual que las reiteradas imposiciones ideológicas y culturales que se convierten en perversas anticulturas.

Pocos políticos tienen una visión tan clara de lo ocurrido, Mons. Ovidio como venezolano no puede callar y la expone con el fuego purificador de la verdad:

“El reciente y desequilibrado torneo electoral del 7-O ha puesto de relieve la persistencia de ciertos hechos y conductas abusivas e inconstitucionales, que tienden a convertirse en habituales, sin que susciten en la ciudadanía, aún opositora, mayor preocupación y fuerte denuncia. Es el caso de la descarada identificación Estado- Gobierno- Partido- Líder en el manejo de los bienes públicos, en la utilización del sistema nacional de medios de comunicación oficiales, así como en la configuración de actuación de poderes como el Electoral, para citar algunos ejemplos nada ejemplares.”

Jesús nos lo dice muy claramente: “Sean fríos o calientes, porque a los tibios los arrojaré de mi boca”. Por eso debemos seguir el camino indeclinable de ser siempre fieles a la verdad y defender en primer lugar a las personas y su dignidad, que están por encima de cualquier ideología o hegemonía.

Lo más sagrado para ejercer la ciudadanía es respetar la libre expresión de la soberanía popular y eso no está ocurriendo y lo denunciamos. Decir que el régimen desvirtúa la voluntad popular no es llamar a la abstención, sino es decir una verdad del tamaño de una Catedral. Vayamos a votar pero a la vez exijamos mejores condiciones electorales.

Nota: Los petroleros cumplieron como buenos ciudadanos, nos solidarizamos con nuestros compañeros que han sido multados de manera infame por el régimen. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!¡

@JulioCArreaza

 

Entradas relacionadas