Para viejos amigos jóvenes, de nuevo.

Para viejos amigos jovenes, de nuevo

Oscar Tenreiro

Arquitectura y ciudad. Tal Cual, sábado 20/04/2013.Pag 23.

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(Saturno devorando a su hijo, de Francisco de Goya y Lucientes 1746-1828)

Insisto en dirigirme a ustedes. Fui su profesor y después su amigo.
Compartimos una amistad que más allá de las asimetrías de la edad se afirmó en una ética compartida.
Cuando el anunciado cambio político apenas despuntaba se agudizaron diferencias. A varios de los amigos comunes, parte importante de nuestro esfuerzo docente, sus simpatías los acercaron al Poder. Progresivamente se acentuaron las distancias. Ustedes se alinearon de aquel lado.
Pero aún faltaban en la escena del nuevo Poder las piezas que completaron su imagen actual. Se exageró la figura de una persona que fue abandonando los principios democráticos que decía defender. Reinó, dispensó favores, confirió prestigios, facilitó el acceso a riquezas y a múltiples caminos para lograrla. Despreció la disidencia y fabricó una estrategia contradictoria para alcanzar fines últimos hoy más distantes que nunca, Y también consolidó su poder, el culto a su persona. Y en algunos casos, tal vez en el espacio en el que ustedes están, dejó actuar, dejó hacer en el buen sentido.
Lo más problemático: hizo de Cuba un ejemplo, se asoció al mito de la revolución marxista.. Una fabricación confusa, de fisonomía alejada de la realidad venezolana, dibujada a tientas, contando para ello con el apoyo de todo aquel que se sintió poseído de un fervor que se hizo fanático al transformarse la adhesión en secta salvadora (lean el artículo reciente de Franzel Delgado Senior). Fervor que lleva a no discernir entre lo vulgar y lo valioso, que valora lo virtuoso sin condenar lo deshonesto, perdona la mentira si germina en la ideología, archiva el espíritu crítico, confunde el juicio y devalúa la lucidez, impulsa a aceptar lo inaceptable, hace de pillos compañeros de ruta, justifica el atropello como episodio del trayecto, apaga escrúpulos, induce a errores de juicio, desdeña la historia personal, rompe familias y amistades.

Y lo más notorio: impulsa la adulación al líder, o al que lo representa.

Ustedes, tal vez impulsados por lo mejor en cada uno, se sumaron a esa condición sectaria, o la toleraron. O se refugiaron en una secta profesional, especializada, confiando por amistad, admiración o respeto, en alguien situado en un escalón más alto, donde se sienten confortables. Pero no olviden que es la secta grande con sus perversiones la que los rige.
Y así, a lo largo de un tiempo considerable, cada uno fue armando su vida. Se hicieron parte de un ejército de voluntades encontradas, antagónicas, ejército disímil e incoherente pero consolidado en un solo bloque por la admiración incondicional a una persona convertida en idea motivadora del mito. Era la única forma de superar tantas desigualdades morales, tantos motivos contradictorios. Se adhirieron con más o menos entusiasmo al culto de un dios político terrenal que como todos los dioses de su tipo caducan. Dios producto de una sociedad inmadura viciada por la sub-cultura de un Estado rentista. Dios artificial.

ES AHORA
Pero en ese tiempo considerable las cosas han cambiado.
En primer lugar se derrumbó el mito revolucionario, Poco a poco ha ido quedando clara su condición ajena a la realidad nuestra y su profunda descomposición moral.
Un mito que llevó a justificar una Dictadura Constitucional , de la cual un colega me envía la definición. Les invito a buscarla en Internet, corresponde exactamente a lo que aquí acontece. ¿No es esto motivo suficiente para que se hagan preguntas? Por ejemplo ésta: ¿Hay logros materiales o personales que puedan justificar adhesión a una dictadura? La respuesta es un no rotundo.
Nuestros muertos más ilustres persiguieron siempre la democracia. También ustedes y nosotros lo hemos hecho.
Y además el propulsor de la secta cuyo lado luminoso los había seducido, dejó de existir. Su muerte, como toda muerte, es un misterio portador de mensajes para quien quiera verlos.
Uno de ellos es que la historia demuestra que todo heredero designado al ausentarse por quien exige culto a su persona, es un narcisismo sin Narciso, un error psicológico. Véanlo en el ungido: un hombre sin ideas, irreflexivo, inseguro, asociado a la mentira, tan profundamente mediocre como quien decide adularlo apresuradamente para no perder su cargo. Y no olviden que son ellos los mediocres, no ustedes. No se adhieran a conductas inspiradas por su medianía.
Ha quedado al descubierto el cuadro que amenaza ahora a toda una nación: el Rey, ahora sí, está totalmente desnudo. El destino de un pueblo dirigido hacia la crisis económica y social en manos de un incapaz o de una camarilla de corruptos promotores de un proceder dictatorial. ¿Desconocen acaso quien es el Presidente de la Asamblea? Busquen lo que dijo un extranjero revolucionario, Heinz Dieterich, un iluso europeo que sin embargo conoce los vicios de aquí. ¿Y qué decir de los otros miembros de la camarilla que de un modo u otro han violado toda norma de honestidad, han abusado, han hecho del Poder revolucionario una patente para ejercer la arbitrariedad? Ustedes saben muy bien además que la violencia para-policial oficialista actuó en todo el país en las elecciones recientes y que la intimidación y la presión de todo tipo fue descarada. A eso no pueden cerrar los ojos. No ganó el oficialismo, se impuso. Si eso no les parece obvio no es con ustedes con quien hablo. Enfrenten esa verdad, es irrefutable.

Concluyo.
Hay muchos como ustedes en una frontera que exige decisiones cruciales y es por esa razón que decidí hablarles de nuevo.
Seleccioné para acompañarme esa imagen extraordinaria de Goya, Saturno devorando a su hijo, que como Dios del Tiempo lo veo como resumen de todos los mitos a través de la historia. No se dejen devorar por él. Ejerzan su soberanía.

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