Aclaratoria de un buen amigo, de total actualidad.

En materia económica, la disciplina a la que adhiero básicamente es la neo-keynesiana (Krugman, Stiglitz…). En cuanto a la tendencia observada en materia socio-político-económica,  tanto en los EE.UU. como en la mayoría de los paises de la UE, desde los años 80 para acá (menor crecimiento económico seguido por "stagnation", excesiva acumulación de la riqueza en pocas manos, en detrimento del 80% de la población y subsiguiente pérdida de su poder adquisitivo, aumento de la pobreza, degradación de los valores ético-morales), espero fervientemente que se revierta en el futuro más cercano posible.

À propos de eso, te copio el párrafo final de lo que apareció publicado por “The Editorial Board” del NYT ayer 31/01 : The Economic Road Ahead – “Congress could help, with government spending, labor reforms and other policies to support job creation and higher wages and, by extension, consumption and investment. But legislative solutions are not in the cards. President Obama’s recent executive efforts to create jobs and increase pay are positive, but modest.”

En cuanto a los verdaderos causantes de las últimas crisis – europea y estadounidense, debemos recordar que quienes gobernaron mayormente en casi todos esos países, desde fines de 1960 a nuestros días, comenzando por Nixon y Reagan en EE.UU., Kiesinger (BRD), De Gaulle(Fr), Rumor(It), Franco – Carrero Blanco(Es), Macmillan (U.K.) fueron presidentes y/o primer ministros de tendencia claramente anti-keynesiana. Durante buena parte de ese período, se ha venido aplicando persistentemente una política excesivamente consumista, privilegiando la oferta. Como tú bien dices, ese proceso indujo a la clase media a gastar más de lo necesario y conveniente, es decir, por encima de sus verdaderas posibilidades, alcanzando así niveles críticos e intolerables de endeudamiento. En 2008 se reventó la cuerda y sus componentes están pagando y no se sabe hasta cuándo tendrán que hacerlo, las terribles consecuencias causadas por la pérdida progresiva de su capacidad adquisitiva.

Con la fuerte y masiva entrada, inesperadamente temprana, de China en la mal llamada “globalización”, se invirtió ese proceso (boomerang?). Ahora, los países industrializados no saben cómo echarle “un parado” siquiera parcial. Los republicanos en EE.UU., instigados por sus miembros radicales, el Tea Party, no son ciertamente los más indicados para lograr ese importante objetivo. Tampoco Berlusconi, Merkel o Cameron lo son en Europa.

Esa es la razón por la cual el suscrito ha visto una posible salida en las políticas equilibradas, no socialistas, adoptadas últimamente en Europa y en los propios EE.UU., a pesar y en contra de los republicanos más radicales. Ellas tienden a favorecer la demanda sin menoscabo de la propia oferta, tal como lo demostraron Bernanke y la Casa Blanca, a través de las medidas de financiamiento adoptadas por la FED y Obama (Health-Care y nuevo salario mínimo para los empleados del gobierno). Las primeras – FED – evitaron afortunadamente la catástrofe que hubiese derivado de la quiebra de los principales bancos norteamericanos y, al mismo tiempo, ellas perseguían incrementar el crédito de éstos a las PEM. Lamentablemente, las corrientes excesivamente conservadoras impidieron, hasta hace poco, que eso se cumpliera como deseado tanto en EE.UU. como en Europa, a la vez que no trataron de desalentar la mudanza de muchas multinacionales a China. Éstas han venido incrementando rápidamente la exportación de buena parte de su producción “barata” a sus propios países, creando así una situación de desocupación/desempleo estructural difícilmente corregible.

François Hollande, por su parte, ha demostrado no ser “ni chicha ni limonada”. No cesa de tomar medidas contradictorias y de cometer errores garrafales, tales como la imposición de un gravamen del 70% sobre las ganancias/utilidades superiores a 1 millón de euros/año. Esa gaffe le ha costado una drástica reducción de su índice de popularidad (20%).

Todo lo anteriormente citado presenta un futuro bastante incierto para Francia, mientras, en cambio, los demás países de la UE, incluyendo Alemania, han comenzado a aplicar finalmente un enfoque más Keynesiano y prometedor a partir del presente año. El comportamiento en general de F. Hollande es lo que me indujo a escoger el título de mi artículo, el cual te hizo evidentemente pensar lo contrario de lo que me había propuesto.

Luciano Reni. 01/02/2014.

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