La frontera Colombo-Venezolana está dolida

Artículo escrito para POLITIKA-UCAB por: Carlos Romero Mendoza

– 28 de agosto de 2015

http://politikaucab.net/2015/08/29/la-frontera-colombo-venezolana-esta-dolida/

La indignación que despertó en la sociedad venezolana aquello que se calificó como el “desalojo de viviendas con poder militar” en el año 2000, representado con el caso de Los Semerucos,[1]ahora se repite con indignación y vergüenza cuando el poder del Estado, a través de las fuerzas militares, echa del país a hombres, mujeres y niños, que ante los ojos del propio Estado habían ocupado un rincón de San Antonio del Táchira como pedacito de territorio para vivir.

Cuando Los Semerucos, los enemigos de la revolución eran los petroleros; hoy, son ese grupo de Colombianos que en San Antonio del Táchira pagaron con la humillación los desencuentros del gobierno venezolano con un país que está en ruinas.

Las acciones que hoy sirven para intervenir política y militarmente la frontera, a través del estado de excepción en 6 municipios autónomos del Táchira, coinciden a la perfección con aquellas que se argumentaron en el 2014 durante la crisis que generaron las “guarimbas” en el Táchira.

El paramilitarismo y hasta un supuesto movimiento separatista que se organiza desde Colombia[2], fueron unos de los argumentos que se usaron para enfrentar la protesta de calle y hacer de Daniel Ceballos, Alcalde electo popularmente del municipio autónomo San Cristóbal, el nuevo enemigo del gobierno central.

Debate 2

Fue precisamente, el Alcalde Ceballos, quien un 20 de febrero de 2014, alertó sobre un Estado de Excepción por vías de hecho, cuando la ciudad capital del estado Táchira amaneció tomada por la FANB, con presencia en esquinas estratégicas de equipo militar, además sin el servicio de internet y con la presencia del Alto Mando Militar[3].

No hay que olvidar que justo un día antes, el 19 de febrero 2014, en Consejo de Ministros, Maduro amenazaba con decretar un Estado de Excepción en el Táchira, si fuere necesario, con el objetivo de salvar al Estado de los “fascitas y paracos”[4].

Quienes conocemos la frontera y su particular dinámica, por demás compleja, no podemos desconocer que el narcotráfico, el contrabando principalmente con gasolina y con los indocumentados, son problemas propios de la realidad fronteriza, que exige respuestas permanentes, es decir, no coyunturales, por parte del Estado.

Cuando el bolívar tenía capacidad de compra, es decir, cuando era una moneda realmente fuerte, los venezolanos nos movilizábamos a Cúcuta porque el diferencial cambiario era favorable, ello implica, que si asumimos la interpretación muy particular del gobierno sobre la guerra económica, entonces eran los venezolanos quienes en los años 70 y 80 lesionaban los intereses de Colombia.   Hoy el bolívar ya no es fuerte y desde hace tiempo la dinámica cambió, es ahora el colombiano quien viene a comprar a Venezuela.

En consecuencia, la lógica advierte que por mucha ideologización y verbo que se imponga a través de una campaña mediática por parte del gobierno, la política económica errada seguirá siendo el principal obstáculo para enfrentar con efectividad el bachaqueo y la podrida corrupción gubernamental.

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