Descubriendo a Lenin

MUTATIS MUTANDI

El Presidente ha descubierto a Lenin

ALONSO MOLEIRO (Tal Cual 12/2/10)

El presidente Chávez ha anunciado que debuta con lecturas de Lenin. El Estado y la revolución entre otras obras, parece ser su nueva palanca para interpretar la realidad nacional. Una confesión hecha mientras, de ladito, hacía otras: se siente marxista, aún cuando no ha leído nunca El Capital.

La tutela de Fidel Castro, su resuello, se siente en el pescuezo del alto gobierno. Padrinazgo este que le puede costar muy caro a la nación. Esto, mientras el PSUV, el partido del presidente Chávez, no dice nada en torno a su orientación doctrinaria, su relación con las formas de propiedad y su filiación con alguna u otra corriente de izquierda del globo. Basta ser amigo de Miraflores y andar más o menos inconforme. Caben en el mismo saco los anarcosindicalistas y Lula como vocero del Foro Social Mundial Así anda el chavismo, hablando de comunas sin discutir nada, navegando mudo en torno a los antojos de su jefe. Del libertario Chomsky , uno de los críticos más fieros del leninismo, al “bloque histórico” de Gramsci, el himno de la traición y el revisionismo de cualquier militante ultroso de los años 70.

Con todo y ser un indiscutible estratega político, llega tarde el Presidente a debates que tienen rato zanjados en el mundo entero. Con él, acostumbrados exclusivamente a tener jefes, desprovistos de opiniones propias, llegan tarde, al remolque, sus seguidores del PSUV.

Vladimir Lenin fue, ante todo, uno de los combatientes políticos más preclaros y brillantes del siglo XX. Lo cual no nos impide llegar a la más obvia de todas las conclusiones: fue un teórico bastante intrascendente.

Con la caída de El Muro de Berlín, lo que vino a morir definitivamente fue el leninismo. Todos los supuestos de su obra política rodaron por los suelos: la noción de vanguardia, el secuestro de la autonomía sindical, el partido único, la concepción de Estado. Hasta el centralismo democrático como palanca para tomar decisiones colectivas en política.

Compare sus postulados frente a los del “renegado” Karl Kaustky: no hay un solo movimiento de izquierda en el mundo desarrollado que no valore el pluripartidismo ni la democracia directa.

Piense que el senil y chorrocloco Fidel Castro, es el único político vivo, junto a algunos bolsones del trotskismo francés, que aún se molesta en darle algo de pertinencia.

No hay salvoconducto más breve a la locura en política que andar entrándole a Lenin después de viejo. Los postulados leninistas son como el acné: hay que digerirlos en la juventud para, a continuación, poner la cabeza en torno a lo que de verdad sucede en el mundo.

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