Gobierno y mercado paralelo

El gobierno no es capaz de entender el mercado paralelo

Otro excelente artículo sin desperdicio de Miguel Ángel Santos titulado: Mercado Paralelo: Nuevos Ricos Habituales.

Nelson Merentes se dio una vuelta por el Ministerio de Finanzas hace unos días, a ver “¿qué están haciendo ustedes para bajar el paralelo?”. “¿Cuál es la estrategia?”. Eso mismo, claro está, se lo han podido preguntar a él. Porque “la estrategia”, según el diccionario de términos del Presidente del BCV, tiene por objetivo bajar la cotización del dolar paralelo sin hacer nada por devolverle la confianza al país (todo lo contrario), subir las tasas de interés, o liquidar más divisas (con cargo a reservas). Algo, dicho sea de paso, que no está contemplado en los libros de economía, ya sea en los de verdad o en los que ellos dicen que han leído. “¡Piensen! ¡Pónganse creativos!”.

El gobierno no es capaz de entender el mercado paralelo, porque tiene características que escapan a la lógica que predomina en su concepción de la política pública. El mercado paralelo no obedece órdenes, no se puede mandar allí a ningún militar a “poner orden” (¡menos mal!), no se puede regular por decreto. No hay forma de establecer, por ejemplo, inamovilidad en el dolar paralelo, no hay “paralelo máximo”, paralelo socialista, nada por el estilo. Más importante aún, la divulgación del dolar paralelo no es monopolio del Estado. No pueden encargarle a Elías El Juri, o al propio Merentes, que den con un mecanismo matemático-estadístico para su estimación, que le permita ser exhibido en la vitrina de trofeos del gobierno, junto a la inversión privada, la producción petrolera, el desempleo o la inflación. Por el contrario, el paralelo tiene la característica de reaccionar de forma negativa a cualquier intento por manipularlo que escape a la esfera de la economía. Si lo prohiben, incapaces de tolerar lo que no pueden controlar, la prima por riesgo será aún mayor.

Lo único que el Ministerio de Finanzas puede hacer, así le fue comunicado a Merentes, es emitir deuda soberana denominada en dólares y venderla en bolívares en el mercado local. Nada creativo, por cierto.

La cantidad, unos 3.000 millones de dólares, tendría sobre el mercado paralelo un efecto similar a la emisión de Petrobonos: Ninguno. Pero con varios matices. En primer lugar, el gobierno sigue cayendo en la práctica inútil de Luis Herrera Campíns: endeudarse para financiar salidas de capitales. En segundo lugar, si el paralelo no va a bajar, ¿por qué lo hacen? Al igual que en el Petrobono, quienes consigan entrar en la asignación de divisas de la emisión van a realizar una ganancia inmediata. Esa es la forma en la que se viene distribuyendo la riqueza instantánea desde hace algún tiempo entre un grupo de bancos y casas de bolsa.

Este curioso mecanismo de fabricar ricos supera al de la Gran Venezuela (al menos aquellos tenían que producir algo) y en el futuro será fuente de investigación (académica, quiero decir) con deslumbrante resultado. Porque además, si hay alguien que controla en alguna medida el mercado paralelo son precisamente ellos. En la mayoría de los casos es la propia cohorte empresarial del Estado socialista la que ocupa la primera fila cuando de sacar capitales fuera de Venezuela se trata. Son unos nuevos ricos ya no tan nuevos, y sí bastante habituales en las subastas de divisas.

Otros artículos de Miguel Ángel Santos:
¿Cómo (no) reducir la brecha entre el dolar oficial y el paralelo?
Dolar Paralelo: ¿Cuánto es suficiente?
Cadivi: nos mudamos al mercado paralelo

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Publicado por Dolar Paralelo en 12:06 AM 7 comentarios

Etiquetas: Dolar Paralelo

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