Retiro de Médicos Sin Fronteras del Hospital Vargas podría generar un cierre técnico.

Desde su llegada al Hospital Vargas el equipo de MSF logró a través de una bonificación retener a parte fundamental del equipo de trabajadores que hacen vida en el hospital, para prestar el servicio y lograr la recuperación de varias áreas

En julio de 2019, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) anunció que ,dadas las condiciones económicas y políticas en Venezuela y que la profundización de la crisis estaba «cobrando un alto precio en la vida de las personas», este organismo médico-humanitario, había decidido extender sus actividades en el país.

«Los hospitales y clínicas en las áreas donde está presente MSF han sufrido durante mucho tiempo la falta de suministros médicos y de personal, y sistemas de agua y saneamiento disfuncionales», explicó entonces Tara Newell, gerente de soporte de emergencia de Médicos Sin Fronteras.

Es por eso que en ese momento, y como parte de las medidas a implementar en pro de contribuir a garantizar los servicios de salud, desde MSF comenzaron una evaluación para determinar las necesidades de salud y dar inicio a la rehabilitación de secciones del Hospital Vargas que contaba para entonces con 302 camas.

El Hospital Vargas es uno de los centros de salud más grandes y antiguos de Caracas, que entra en la clasificación tipo IV por la cantidad de servicios que tiene y el tamaño de su estructura.

En ese entonces, MSF aclaró que este proyecto se expandiría por un lapso de dos años, tiempo previsto para brindar también capacitación al personal y proveer el hospital de materiales.  

Sin embargo, transcurridos los dos años y ante el asomo de la organización de dar por culminada sus actividades en el centro de salud, las posibilidades de que el hospital permanezca prestando servicio son escasas.

Los bajos salarios, aunado a la falta de dotación de equipos de protección personal en el contexto de pandemia —que ha generado la muerte de 769 trabajadores de la salud, tal como lo apuntan los registro de la ONG Médicos Unidos de Venezuela—, las malas condiciones de los centros hospitalarios y la persecución en contra de quienes se atreven a denunciar esta situación son factores que influyen en la migración del personal.

Desde su llegada al Hospital Vargas, el equipo de MSF logró a través de una bonificación retener a parte fundamental del equipo de trabajadores que hacen vida en el hospital, para prestar el servicio y lograr la recuperación de varias áreas.

Pablo Zambrano secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Salud (FetraSalud), explicó que la bonificación de Médicos Sin Frontera alcanza a más del 40% del personal que forma parte de la nómina del Hospital Vargas de Caracas.

Esto, aparte del personal nómina de la misma organización, en la que entran médicos, enfermeras, personal administrativo y hasta obreros.

«Ellos plantean retirarse del centro, pero eso no puede ser de inmediato, esto causaría un caos total en este centro de salud, el cual dejaría de funcionar, tendría un cierre técnico de inmediato porque perdería todos estos recursos humanos y la atención que se viene dando en este centro a través de MSF», dijo, al explicar que gran parte del personal que permanece en el hospital lo hace dado este incentivo extra, que es considerablemente más alto que el salario que le paga el Ministerio de Salud.

Esta situación la plantean los mismos trabajadores, quienes sospechan que MSF se retirará del hospital tras escuchar rumores de pasillo. Hasta ahora, ninguna autoridad —ni de la organización ni del centro de salud— les ha dado la cara para aclarar esta incertidumbre.

Tal es el caso de José Hernández, quien desde que entró a trabajar en el Hospital Vargas hace un año y siete meses, ha percibido el incentivo otorgado por Médicos Sin Fronteras.

«Yo redoblo turno con MSF y así logro cobrar más». Detalló que lo que percibe a través de esta organización es, en promedio, siete veces más que el pago que recibe por la nómina del hospital.

Para Hernández, las posibilidades de permanecer en el hospital si se llega a retirar esta organización son escasas. «Me gusta el trabajo en el hospital, si fuese un trabajo bien pagado yo me quedaría».

La última vez que cobró su salario el monto alcanzó los 37 bolívares digitales, con lo que apenas pudo comprar un cartón de huevos y costear el pasaje para ir a trabajar.

Otro caso es el de Jean Hernández, un joven que desde hace tres años es aseador en el Hospital Vargas. «Desde que llegó el equipo de Médicos Sin Fronteras estoy trabajando con ellos».

Para él, este ingreso extra con el que no contaban hace dos años atrás, y que se ha ido ajustando a medida que incrementa la inflación, le ha permitido poner el pan en su mesa. A pesar de no tener hijos o algún familiar que dependa de él, a Jean Hernández el salario no le permite vivir como quisiera.

«Solo en pasaje gasto 4 bolívares diariamente; por eso, cuando me toca trabajar en el horario de 1 a 7 de la noche opto por quedarme a dormir en el hospital».

Este trabajador vive en Fuerte Tiuna, al sur de la ciudad, lo que representa un trayecto de diez kilómetros desde el extremo norte de Caracas para poder llegar a su casa.

Hernández es otro de los trabajadores que se atreve a asomar la posibilidad de retirarse del hospital si el equipo de MSF se va, dando cumplimiento a lo dicho en el 2019 de permanecer tan solo dos años.

«Estoy pensando en retirarme si se van. He trabajo en la construcción, hago de todo, pero me gusta el trabajo aquí», refirió.

La denuncia

La información sobre la decisión de Médicos Sin Fronteras de retirarse del Hospital Vargas de Caracas recobró fuerzas cuando el 4 de octubre Pablo Zambrano, dirigente sindical de FetraSalud, denunció la suspensión de su salario a 11 anestesiólogos que hacían vida en el hospital.

Al no pagarle a los anestesiólogos estos no siguieron prestando labores y es así como se paralizó el área quirúrgica del hospital.

Esto se tradujo en que cualquiera paciente que llegara con una emergencia y necesitara una intervención, debía ser remitido a otro centro de salud por falta de personal.

MSF labora en áreas claves del Hospital Vargas

En el 2020 la pandemia de covid-19 conmocionó al mundo y golpeó con fuerza aquellos sistemas sanitarios en ruinas, dejando en evidencia sus carencias y su imposibilidad de dar la cara a la pandemia.

En Venezuela quedó demostrado que son los trabajadores los que mantienen a flote el sistema de salud.

Durante este tiempo, Médicos Sin Fronteras continuó con sus labores en los estados Bolívar, Amazonas, Anzoátegui, Miranda, Sucre, Táchira y el Distrito Capital.

Brindando apoyo desde 38 establecimientos de salud pública, y según fue necesario, ofrecieron apoyo técnico (por ejemplo, en la vigilancia epidemiológica), habilitaros áreas de aislamiento y sistemas de triaje, fortaleciendo también la respuesta de emergencia.

Durante este tiempo MSF lanzó un plan de respuesta covid-19 en Venezuela, apoyando al Ministerio de Salud con suministros médicos y reclutamiento de personal.

Brindaron en los centros de salud donde se encuentran el diseño de circuitos de recepción de pacientes para evitar que posibles pacientes con covid-19 pudiesen interactuar con personas con otras enfermedades, y se capacitó al personal médico para tratar esta nueva enfermedad.

Como parte del plan de respuesta covid-19, Médicos Sin Fronteras trabajó en la reactivación del sistema de comunicación y ambulancia del Sistema Integrado de Atención Médica de Emergencia (Siamu), a través de la reparación de cinco ambulancias que no estaban operativas y que ahora están trabajando en todo el área de Caracas.

El plan también incluyó tres ambulancias adicionales que están disponibles directamente para el equipo de MSF para proporcionar transporte interhospitalario de pacientes y derivación de emergencia al Hospital Vargas de Caracas.

Pero esto no es todo, Médicos Sin Fronteras tiene el control total de las áreas de Emergencia, tanto pediátrica como de adultos, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y el área covid-19 del Hospital Vargas de Caracas.

Pablo Zambrano advierte que la organización internacional ha sido clave en la recuperación y buen funcionamiento de estas áreas en el Hospital Vargas, lo que permite que muchos enfermos a quienes no pueden atender en otros centros de salud por estar en malas condiciones, sean atendidas en el lugar.

«En el hospital muchas cosas funcionan gracias a ellos (MSF), los rayos X, el laboratorio, un servicio con problemas grandes en todos los centros de salud ahí sí funciona. Ellos tienen un depósito de medicamentos donde tienen todo lo que necesitan para brindar la atención, han hecho grandes inversiones en los temas de aires acondicionados, agua, lo que representa una gran ayuda», señaló, al dejar en evidencia todo lo que quedaría desatendido si MSF se va del Hospital Vargas.

A su juicio, esto se trata de la salud y la vida y esta organización tiene una imagen que representa ayuda humanitaria en las guerras, en las catástrofes, en crisis tan profundas como la que vive Venezuela. Ese es el norte de estas organizaciones.

Pablo Zambrano considera que el irse no es un impedimento, pero antes, la organización debe preparar el terreno.  

Ante esta preocupación, dirigentes sindicales, directivos del hospital y equipos de Médicos Sin Fronteras, han creado un comité que permita hacer una transición para, finalmente, lograr el retiro del centro de salud sin crear un escenario de crisis.

Desde TalCual se intentó obtener la versión oficial de los representantes en Venezuela de la Organización Médicos Sin Fronteras. Aunque hubo comentarios extraoficiales de que sí ofrecerían declaraciones, transcurridas varias semanas no hubo respuesta a nuestra solicitud.

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