Que venga España

Fin de semana
LITERALES
¡Que venga España!

OSCAR TENREIRO
oscartenreiro.com

ImagenHay un aspecto en el que las dictaduras de izquierda van más lejos que las de derecha: en su desprecio por justificar sus acciones con argumentos técnicos, no ideológicos. Lo que decidan hacer está justificado porque se hace en nombre del bienestar del pueblo, del sacrificio de los menos para enaltecer a los más, de la abnegación por los humildes, de la denuncia del siniestro capitalismo. No hay necesidad de decir más. En los temas militares y guerreristas son iguales a sus congéneres del totalitarismo fascista, pero en esto son distintos: son dueños del Poder y ese Poder es Popular, por lo cual están ya, por definición, del lado bueno. Así que no se molestan como por ejemplo se molestaban Gómez y Pérez Jiménez (en Venezuela) por decir: se hace esto para mejorar aquello, porque conviene, porque hay necesidad, por lo que sea, buscando la justificación racional. La ideológica ocupaba un segundo plano.

Eso nos lo muestra nuestra dictadura venezolana. Para un observador foráneo debe quedar claro que las decisiones del poder público venezolano se originan en la “gana” de cualquier funcionario y de su interpretación del pensamiento del Jefe.

Por absurdas que sean. Un rasgo que me llevó la semana pasada a ocuparme de los lemas de los “indignados” de España que llegan al error de simpatizar con parodias terribles y destructivas como la nuestra mirando en menos la democracia en la que viven.

Hoy me lo recuerda una noticia que involucra a España. La malquerida, según repite la revolución cada 12 de Octubre. El gobierno venezolano ha cerrado un contrato con una empresa española para producir 3.200 viviendas en el Tuy (a 50km. de Caracas) por un monto de más de 180 millones de dólares. Con lo cual puede concluirse que Venezuela es un país tan atrasado que no puede construir viviendas y tiene que contratarlas fuera, en la Madre Patria y pagando en la moneda del Imperio.

CONTRATOS Este contrato es uno más de una cadena en vigor desde hace años con empresas de Argentina, Uruguay, Brasil, Irán, Bielorrusia, China y otros…; cuyos montos suman miles de millones. Dólares que vendrán de una empresa petrolera en crisis (PDVSA) con pasivos de más de 70 mil millones de dólares. ¿Cuál puede ser la lógica de este sinsentido? No se necesita, fue decisión de un Caudillo infalible.

¿No señala eso un drama estridente e incomprensible? ¿Cómo es que hemos llegado a no tener medios ni legales ni políticos para cuestionar o detener esta sangría de dinero hacia afuera, en un país que está deteriorándose por los cuatro costados? Y si hay explicaciones que algunas hay, el hecho escueto es que todos terminamos aceptando lo inaceptable. Y mientras tanto algunos precandidatos presidenciales de la oposición se hacen entrevistar en CNN para hablar de “sueños” futuros, de que el país será mejor si confiamos, sin alborotar mucho. Y en presencia de tanto vacío se hace lo inimaginable por absurdo, a base de ríos de dólares a la mano de una corrupción de dimensiones igualmente absurdas.

Cómo hemos llegado a esto será motivo para análisis y discusiones, tal como se ha hecho con el nazismo y los demás fascismos, o con los totalitarismos soviético y chino. Como se discute sobre la Cuba que construyó con violencia militar un aparato represivo y aplastante. Como se habla de los países africanos con sus problemas tribales. O de los países árabes invocando pesos religiosos y culturales, herencias del imperialismo europeo.

Pero nuestros países tienen tradiciones democráticas que duran décadas, y la nuestra parecía sólida. ¿Será entonces nuestro carácter de petro-estado la explicación suficiente?

INDIGNACIÓN DE VERDAD Me resulta difícil aceptarlo pero en fin de cuentas es así. El chorro de dólares tapa todos los huecos, colma todas las ambiciones, permite ignorar las razones económicas, alimenta la construcción sobre lemas, simplezas, taras populistas de todo tipo. Y en estos últimos años el chorro ha sido continuo como nunca en la historia. Y ha revelado, es vergonzoso, nuestros flancos más débiles, los de índole moral. Hasta convertir el ser venezolano en asunto casi de burla. Que nos duele y avergüenza. ¿Cómo hemos llegado a aceptar tanta locura? Y lo que más me escandaliza, lo he dicho otras veces, es que este asunto de las viviendas, un ejemplo de los más gruesos, esté respaldado por profesionales que incluso (algunos de ellos) se pasean por aulas universitarias. Eso de ignorar nuestra capacidad de construir, de dejar pasar la oportunidad para proponer prototipos, de no explorar la eficacia de sistemas constructivos, de no usar los desarrollos de vivienda como propuestas de formación de ciudad, de no afrontar la necesidad de servicios educacionales, de salud o culturales como oportunidad para proponer arquitecturas nacidas de nuestra experiencia, ¿debe perdonárseles a estos colegas asumiendo frente a ellos actitudes pasivas e indiferentes? No lo creo. Hay que increparlos, pedirles explicaciones profesionales, acordes con su rol universitario, si lo tienen. Porque son cómplices de una inmensa irresponsabilidad. De la cual deberían avergonzarse porque han prescindido del conocimiento. Se pliegan a esquemas ideológicos arropados por el Poder, administradores de privilegios. Les llegará el momento de retirarse de su papel de voceros de un personaje patético que ha confiscado sus conciencias, para disfrutar de buenos ahorros.

Tenemos que expresar nuestra indignación. No la que se vocea acampando en una plaza ejerciendo la ciudadanía, sino la de quien ve su país caerse a pedazos, moral y económicamente. Y se siente impotente porque le robaron la lógica junto con sus derechos democráticos. Dejándole el de escribir sin consecuencias.

Tal Cual. 13/8/11. Pag 19.

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