El desangre militar comunista

SOBRE LA MARCHA
Por Elides J. Rojas L.

El desangre militarcomunista

Se termina otro trimestre y todo apunta a que de aquí a diciembre sentiremos cómo el mar de la felicidad se apodera de lo que va quedando de Venezuela. Una plaga grande cayó sobre el país y está raspando la olla. Primero la gran ineficiencia y corrupción de los militares, segundo los desvaríos del chavismo comunista y tercero la lluvia de langostas que dejó entrar el líder intergaláctico son suficientes para quebrar no solo a Venezuela sino también a todos los países de la OPEP juntos.

Donde se supone no entraría ni coquito, resulta que se metió Fidel Castro, su hermano Raúl, la experta en alimentos podridos, la cubana Bárbara Castillo Cuesta, toda la cubanamentazón hambreada. También aprovecharon la papaya chavista Irán, lo mejor de la delincuencia argentina, los vividores de Ecuador, el chuleta de Evo, todo el Caribe, islas grandes y pequeñas, el sádico de Nicaragua, el sombrerúo de Zelaya, la proguerrillera de Piedad, “bojotico” Córdova y toda esa línea de aprovechadores selváticos y terroristas. O Lula, quien entre una y otra, es de los que más le ha sacado a la chequera enloquecida del marxismo del Siglo XXI. Más abajo el ex guerrillero Mujica y su antecesor se han llevado más de 500 millones de dólares solamente en petróleo y pagan con carne que los genios revolucionarios de PDVSA dejan podrir en sus container pagados por la CIA. Hasta Estados Unidos, exprimiendo a la ruinosa Citgo y recogiendo combustible barato en el Bronx y otros barios del imperio, le ha sacado plata a este líder comunista armando con petrodólares y bolívares devaluados. España, Rusia, Bielorrusia, Portugal, Siria. Todo el que ha querido meter la mano saca su tajada de la piñata roja. Un verdadero desangre.

Ventas en caída libre, el consumo hundido, las inversiones escaparon a sombrerazo limpio bajo la batuta de Giordani, las invasiones, las expropiaciones, las confiscaciones, las amenazas a empresarios, industriales y comerciantes, los ataques el sector financiero y bancario, los inventos tipo comunas o el desvalijar la red institucional del Estado, la toma de empresas para quebrarlas a la vuelta de unos meses.

Y no pagan. La revolución, con todo y su moral revolucionaria, no le paga a nadie. Debe cerca de 30 mil millones de dólares a empresas, transnacionales, dueños de negocios y haciendas y demás bienes que han venido tomando por asalto. Y tengan la seguridad que esos reales no los pagará jamás, salvo que se trate de alguna empresa vinculada a los panas del ALBA o a presidentes socios del consorcio tipo Argentina o Brasil. Empresas huyendo y otras que en algún momento pensaron instalarse aquí, pues simplemente fueron a parar a Colombia. Miles de técnico petroleros venezolanos desparramados por el mundo, luego del primer misil contra Pdvsa. También hubo una segunda camada de profesionales expertos en petróleo, muchos de ellos chavistas o simpatizantes del militar, que tuvieron que arrancar, después de las nacionalizaciones, o asaltos, de las empresas contratistas. Es que, como dicen los trabajadores de Guayana, no hay socialismo con el estómago y los bolsillos vacíos. Esa ideología orgánica puede más que mil cadenas de micomandantepresidente. Un verdadero desangre.

Y viene el remate. No bastó con acabar con las empresas de Guayana. No están satisfechos con quebrar a Pdvsa, que ha pasado de ser una importante petrolera a ser un compañía socialista endeudada hasta los ñames. Acaba de recibir otros 1.500 millones de dólares de bancos chinos y hasta portugueses, para alcanzar un hermoso bojote de dólares en deuda que sobrepasa los 60.000 millones de verdes. Buen esa, señor Chávez. Magnífico, señor Ramírez. Y al comandante eléctrico tampoco se le puede dejar fuera, Alí Rodríguez también tiene sus medallas de revolución de pacotilla pegados en su pecho. Es un apagador de crisis clásico, pero sólo de apariencia. Pasa por finanzas y medio tapa el submarino. Pasa por Pdvsa y disimula la quiebra de la antes poderosa empresa. Pasa por el ministerio eléctrico y hasta declaran de mentira el fin de la crisis del sector. Hábil el ex guerrillero, pero la crisis general está explotando en las propias caras de los próceres creadores del container nuevo y no podrán, esta vez, esconder el hongo. La bomba de Irán no está allá. Está aquí. Y no es de material radioactivo. Es de hombres, incapaces, populistas, embusteros y radicalmente manipuladores. Un verdadero desangre.

Y falta. Todavía está pendiente terminar de entregarle el país a los cubanos y, vía legislativa, crear la urdimbre de leyes que terminará de instaurar el comunismo en lo que va quedando de país. Vienen las Comunas Socialistas y eso, habrá que verlo, será el hachazo final.

Hablan de empresas comunales sin división del trabajo y sin rentabilidad. Mantenidos por una empresa quebrada como Pdvsa.

¡Qué riñones de ilusos!

Twitter: @ejrl
El Universal

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